Qué bonito es ir a trabajar y no saber dónde vas a dormir, siempre lo he dicho, me encanta, esta vez me ha tocado ir a Córdoba, un sitio por el que he pasado muchas veces de camino a Sevilla o a Cádiz, pero en el que nunca había parado, he podido pasear por sus calles, visitar los jardines de la Mezquita, y disfrutar de su gastronomía, por supuesto el mayor exponente de la gastronomía cordobesa es el salmorejo, está riquísimo. Me han gustado mucho las angostas calles del cento y el calorcito que hacía, supongo que en pleno verano será insufrible, la gente es super amable y su historia fascinante, a ver cual es el siguiente destino.
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